domingo, 31 de octubre de 2010

Reflexiones de un profesor. Por José Ángel Guedea Adiego.

La mejor defensa.

Muchas veces cuando un padre se decide a apuntar a su niño a Judo y viene al club, hace este comentario. “A ver si haciendo Judo aprende a defenderse…”
¿A defenderse?
Cada persona dependiendo de la actividad que realiza desarrolla unas capacidades y características diferentes.


Un leñador acostumbrado a manejar el hacha cada día, especializado en cortar troncos, ante una situación que amenace peligro, si tiene un hacha en la mano no dudará en usar su herramienta de trabajo, que además seguro hará de manera eficaz.
La defensa de un corredor, de un atleta, ante la misma situación será correr y alejarse del peligro.


Un judoka esta acostumbrado a estudiar y a practicar como se proyecta y se controla a otras personas, a mantenerse en equilibrio y a evitar que le tiren, y en una situación similar, sin ser a veces consciente, juega con ventaja.


El judoka además de movimientos de Judo también ha aprendido a observar rivales y contextos, ha aprendido a ceder y a eludir peligros, a evitar ambientes conflictivos, por lo que será raro que se vea envuelto en una situación complicada, pero que si sucediera, seguro que aplicando sus conocimientos de Judo y beneficiándose de la condición física que la practica de Judo le proporciona, tiene muchas más posibilidades de salir airoso.


La práctica del Judo, le proporciona tranquilidad, hace que se sienta seguro de si mismo y que confíe en sus recursos. El Judo le enseña además a estudiar y a afrontar de manera inteligente las distintas situaciones que surgen en su vida.


Ha aprendido a valorar situaciones, y está habituado a prever las acciones de los demás para neutralizarlas, por lo que sabe anticiparse a cualquier acción del contrario y trata siempre de observar un comportamiento indicado en cada situación.


Por eso tratará siempre de evitar la confrontación, pero si se ve inmerso en ella, podrá utilizar los recursos que le proporciona el Judo para salir victorioso de ese momento.


Pero ante todo sabe que la mejor forma para no tener que “llegar a las manos”, es evitar los conflictos y que para evitar los conflictos tiene que observar una conducta apropiada en cada momento.


Es por esto que el judoka asume que “la mejor defensa, es un buen comportamiento”

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